50. La Evolución y el Cristiano, Parte 3: Hablando la Verdad en Amor

17 de Octubre de 2014. Temas: Autoridad Bíblica, Unidad Cristiana

Nota: Esta serie de artículos ha sido concebida como una introducción básica a la ciencia de la evolución para no especialistas. Aquí se puede ver la introducción a esta serie o volver al índice aquí.

En este artículo concluimos esta serie tratando sobre cómo los creyentes que aceptan la creación evolutiva están llamados a hablar con sinceridad y a buscar la unidad con aquellos que consideran ofensivas sus opiniones.

En esta serie hemos hecho un largo camino discutiendo la ciencia de la evolución; cómo funciona la evolución como una teoría en el sentido científico, las múltiples pruebas que la apoyan (de la Biogeografía a la Genética, a la Paleontología u otras) y cómo la evolución, como cualquier buena teoría, sigue expandiéndose desde de un núcleo bien asentado, hacia las áreas de frontera. Así que espero que haya quedado claro por qué muchos cristianos aceptan la Biología evolutiva como la mejor explicación científica de como Dios trajo la biodiversidad a la Tierra.

Por desgracia, para la mayoría de los cristianos que aceptan la evolución, entender la ciencia es sólo parte de la ecuación. La realidad es que sostener la idea de una creación evolutiva es probable que sea una fuente de importantes desavenencias con otros creyentes que interpretan la creación de una forma diferente. Aunque el número de evangélicos que aceptan la evolución está creciendo, la mayoría de la iglesia evangélica todavía la rechaza, pensando que es sólo ciencia de pacotilla, de baja calidad, atea por naturaleza y contraria a la correcta interpretación de las Escrituras. Por lo tanto, los partidarios de la creación evolutiva son a menudo mirados con recelo, pensando que “transigen” con las Escrituras y, a veces, incluso se considera que no son realmente parte de la iglesia sino más bien lobos con piel de oveja.

Para el evangélico medio, aceptar la evolución supone una gran aflicción y, aunque las cosas van mejorando, parece que esto va a seguir siendo así en un futuro inmediato. Mientras tanto, ¿Qué puede hacer un creacionista evolutivo? Para mí, personalmente, la exhortación de Pablo de “hablar la verdad en amor” 1 enmarca mi pensamiento sobre este tema- de modo que hay una necesidad de hablar verazmente sobre estas cuestiones pero el amor y el deseo de una unidad de los cristianos debe prevalecer al hacerlo.

Un tiempo para hablar…2

En muchas ocasiones es mejor quedarse callado que hablar. Quizá alguien, sin pensarlo bien, haga un comentario en el estudio bíblico semanal sobre lo ridícula que es la evolución, o puede que vuestra iglesia recomiende libros que promueven opiniones antievolucionistas. Es mucho más fácil dejar estas cosas pasar sin involucrarse. Para muchos creyentes sería casi imposible oponerse, ni siquiera desinteresadamente, en estas situaciones: puede tratarse de nuevos creyentes con poco recorrido en la iglesia o jóvenes que no osarían contradecir a un anciano o a un pastor. También depende del tipo de iglesia de que se trate: desde luego, si nuestra iglesia apoya decididamente los puntos de vista antievolucionistas, estas conversaciones van a ser más difíciles.

Sin embargo, para aquellos de nosotros que permanecemos en un entorno eclesial es importante que nos comprometamos en estos temas. ¿Eres el pastor? Explica desde el púlpito que hay un rango de puntos de vista sobre la creación entre los verdaderos creyentes y, si tu entorno lo hace posible, incluye la creación evolutiva en ese rango. ¿Eres un anciano, o alguien respetado, miembro de tu congregación desde hace mucho tiempo? Anima a tu pastor y a los otros líderes de tu iglesia a informarse mejor sobre la ciencia en general y, quizá, sobre la creación evolutiva en particular. Al hacerlo estarás creando un espacio para aquellos de tu congregación que aceptan la ciencia, pero que no se atreven a expresar sus puntos de vista. Estarás también creando la conciencia de que hay por ahí cristianos, creyentes en la Biblia, que aceptan la ciencia tradicional, e incluso la evolución, un hecho que puede ser increíblemente beneficioso para cristianos que están aprendiendo sobre la fuerza de las evidencias y que, si no, podrían pensar que tienen que elegir entre la ciencia y su fe.

Defender la creación evolucionista, de la forma que resulte más apropiada para el ambiente de nuestras iglesias, tiene también el efecto de dirigir cualquier tipo de condena sobre nosotros mismos y no sobre otros miembros con menos capacidad. Es mucho más fácil, para un miembro con menos seguridad, decir que está de acuerdo con un determinado anciano u otro respetado líder, que tomar la iniciativa por sí mismo. De esta manera, hablar en verdad puede ser un acto de amor a los otros que carecen de la capacidad de llevar la iniciativa solos. Y si, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, surge el conflicto, las discusiones que se produzcan podrán ser una oportunidad para moldear un diálogo cordial con aquellos con quienes estamos en desacuerdo.

… pero siempre con amor

Desde luego, cuando hablemos en verdad, el hablar en amor y el desear la unidad son primordiales. Estamos llamados a amar y a ser pacientes con aquellos que no están de acuerdo con nosotros así como nosotros necesitamos su amor y su paciencia para con nosotros a cambio. Pensemos en la iglesia primitiva y las cuestiones que debieron afrontar que causaban las divisiones entre ellos: los asuntos de los gentiles siguiendo las leyes judías sobre los alimentos, la circuncisión, y temas por el estilo. Pablo sabía que la división sobre estos temas amenazaba la unidad de la iglesia, y se apasionaba tratando de evitar que temas secundarios dividieran esa unidad y comprometieran al Evangelio. Como he escrito en otro lugar, yo veo paralelismos entre aquellos temas y los que hoy afrontamos sobre la creación:

“Estos eran temas que amenazaban al Evangelio trayendo división y separación donde Dios quería unidad. No unidad de opinión sino, más bien, la unidad de sentarse juntos y tomar la cena del Señor como pueblo de Dios, a pesar de mantener diferencias de opinión sobre temas discutibles. Para Pablo, esa unidad atravesaba todas las clases sociales que dividían a la gente en esos tiempos: esclavos o libres, judíos o griegos, hombres o mujeres; y él no iba a permitir que temas secundarios deshicieran lo que Dios había hecho en Cristo y a través del Espíritu. Tal división hubiera paralizado a la iglesia y hubiera supuesto una barrera innecesaria para los que estuvieran fuera de la fe.

En mi caso, yo veo en la evolución temas parecidos ( la discusión sobre la creación). ¿Es un tema tan importante como para que los cristianos lo discutan? Sí. ¿Sirve el tema como catalizador de un amplio debate sobre exégesis y hermenéutica? Desde luego y eso, en sí mismo y por sí mismo, puede ser muy saludable. ¿Es aceptable para los creyentes mantener cualquiera de las dos opiniones y seguir formando parte del pueblo de Dios? Yo diría que sí. Estoy convencido de que el mecanismo por el cual Dios creó es un tema de menor importancia si se compara con la cuestión principal subyacente que es abrazar a Dios como el Creador y sustentador de todas las cosas. Como tema secundario, pues, el único peligro estriba en convertir una de las opciones en algo esencial, y en provocar la división al hacerlo. ¿Me causa un problema si mi hermano o mi hermana en la iglesia es un YEC [Creacionista de la Tierra Joven; Young-Earth Creationist]? No. ¿Me causa un problema si no voy a compartir la comunión con ellos por sus opiniones? Desde luego. Nuestra diferencia de opinión sobre el mecanismo de la creación no es un tema del Evangelio pero romper la comunión por un tema secundario sí es un tema del Evangelio. Dificulta el amor y la hermandad por la que somos llamados a ser reconocidos y levanta una barrera innecesaria para aquellos que estuvieran pensando en unirse a nosotros.”

Para terminar, consideremos las palabras de Pablo a la iglesia de Éfeso. Aunque nuestra situación es diferente y muy alejada de la de los efesios, la advertencia de Pablo no es menos pertinente para nosotros.

“Yo, pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados: con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, procurando mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz: un solo cuerpo y un solo Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos y por todos y en todos. Efesios. 4:1-6 (RVR 1995)”

Lecturas complementarias

Venema, Dennis (2012). What I would like to hear a young-earth creationist say. The Colossian Forum.

Notas

  • - Ref. Efesios 4:15
  • - Ref. Eclesiastés 3:7


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